jueves, 2 de diciembre de 2010

Medio Ambiente

Creemos que la belleza del mundo es inmensa y que la sola idea de ir perdiéndola poco a poco es terrible. Amar a la naturaleza es lo que nos da fuerzas para defenderla día a día. Mirar el cielo limpio, observar un río claro y lleno de vida, sentir el aroma especial que tiene un bosque despúes de la lluvia, contemplar a un pájaro contruyendo delicadamente su nido; todo estas cosas queremos seguir conservándolas. Amar a la naturaleza es amarse a uno mismo, es respetarse es vivir. Soy amante de la naturaleza y me preocupa mucho el cuidado de la ecología. Pienso que los seres humanos somos los únicos culpables que nuestro planeta sufra lo que está sufriendo y me asusta pensar que el día de mañana habrán personas que no tendrán el privilegio de disfrutar las bellezas naturales que nuestra Madre Tierra nos ofrece. Es lamentable como los seres humanos, no cansados con destruirnos los unos a los otros, también acabamos con el legado más preciado que tenemos. El problema es que muchas personas piensan que la naturaleza es parte del ser humano y realmente somos nosotros lo que pertenecemos a ella.

“Ciudadanía Planetaria: expresión adoptada para expresar un conjunto de principios, valores, actitudes y comportamientos que demuestra una nueva percepción de la Tierra como una única comunidad, con frecuencia asociada al desarrollo sustentable”. La tierra es un super organismo vivo y en constante evolución, todo lo que se hecho en ella se verá reflejado en todos sus hijos(as).  La dimensión planetaria supone el equilibrio dinámico e interdependiente entre la naturaleza y el desarrollo humano. Pero a la misma vez el vasto desequilibrio que hay en el mundo natural (ecología natural), y en la humanidad (ecología social y humana). Hay interconexiones entre los seres huamnos, los fenómenos sociales y la naturaleza. La Eco-Interrelación naturaleza-Sociedad es algo que se debe valorar.

Lo que diferencia al hombre de los demás animales es su capacidad de trabajo, es decir su capacidad de producción. Pero el hombre no solamente toma lo que necesita, sino que lo concibe como un enorme depósito, transformando la concepción de bienes naturales en materias primas. Es decir en insumos que posibilitan la realización de los procesos productivos. En este caso, la naturaleza pasa a cumplir la función esencial de ser “proveedora”. Es aquí cuando la relación hombre-naturaleza comienza a entrar en crisis. La concpeción de la naturaleza como un simple depósito de materias primas, que el hombre ha ido extrayendo lentamente, sin pensar en la renovabilidad y sostenibilidad ha colocado al sistema en general en una gran crisis ecológica. Hoy en día no se pueden contar el número de especies de flora y fauna que diaramente desaparece, el número de metros cúbicos de agua que regularmente dejan de bañar los afluentes, los grados de recalentamiento del planeta, entre miles de otras. Esto provoca un desequilibrio en los ciclos de la naturaleza por lo que ha ido agotando los recursos no renovables.

Todos los ecosistemas en el planeta han sido alterados por el hombre, algunos hasta el punto de colapsarse. La densidad de la población aumenta cada día más y eso es sumamente amenazante para el medio ambiente. Pero la drástica transformación y destrucción del medio natural no se debe a la densidad de la población, sino a la ocupación de espacios para viviendas. En otras palabras al modelo de desarrollo del ser humano. Eso es lo que se debe cambiar. Buscar una manera de poder interactuar con la naturaleza pero sin tener que dañarla. Desarrollarnos junto a ella y no tratar de aprovecharnos de sus beneficios.